El hombre es un ser social por naturaleza, de ahí que la base de toda comunicación sea la persona. Sin embargo, como las relaciones personales suelen ser complejas, la comunicación puede verse afectada por malos entendidos o situaciones incómodas tanto en el ámbito personal como en el ámbito profesional.

Concretamente, en el ámbito profesional no se le suele conferir la importancia que tiene y esto provoca baja productividad, aumento de los costes, retrasos administrativos, duplicaciones de trabajo, etc.

Esta falta de importancia viene determinada porque los profesionales suelen desconocer las ventajas de las habilidades de comunicación, entendidas estas no solo como habilidades sociales (Inteligencia Emocional, comunicación oral, comunicación escrita y comunicación no verbal), sino también como manejo de técnicas propias del periodismo, el marketing, la publicidad o las relaciones públicas, entre otras. A esto se añade que con las tecnologías (redes sociales, blogs, wikis…) se publica mucha  información con datos erróneos, imprecisiones, erratas, etc, que suelen dar lugar a confusiones y mala reputación empresarial, por poner algunos ejemplos.

Por todo ello, es importante que en las empresas no solo haya buenos profesionales de la comunicación, sino que, también, los propios directivos tengan unos conocimientos mínimos sobre ello, así como que conozcan las ventajas de su correcta utilización

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